domingo, 6 de agosto de 2023

La Mujer Enana

La vida de las mujeres enanas se divide en tres etapas

Después de superar la tierna y lampiña infancia, escogen su arma favorita y se lanzan a la batalla. Solo sus congéneres son capaces de diferenciarlas entre el caos de hachas y espadas. A ojos de un humano, no existe ninguna diferencia entre un varón y una mujer enano, ambos son igual de violentos y ambos poseen largas barbas que les llega hasta la cintura. Son mujeres rudas, fuertes, de buen porte y constitución.

Ilustración de una mujer enana
Tras los años de combate, las mujeres dedican la segunda tercera parte de sus vidas a la maternidad. Un lívido insaciable sustituye a las ansias por pelear. No es que antes no sintieran la necesidad de procrear, sino que ésta era secundaria; la pelea estaba por delante. Se dice que, a partir de este momento, las mujeres han superado la adolescencia. Una adolescencia muy diferente a como la entienden los humanos. Una enana sana puede llegar a tener más de una veintena de descendientes, no necesariamente del mismo progenitor. Los enanos practican el sexo libre. Es común que los recién nacidos no conozcan a su padre, ni siquiera la madre sabría reconocerlo entre sus muchos pretendientes. Tan solo los infantes de las familias nobles conocen su árbol genialógico. Las enanas son grandes madres, las mejores de toda Azäir, sumamente protectoras. Conocen las bases de todas las artes de conocimiento enano y las transmiten a su prole de forma que sean éstos quienes escojan, libremente, su camino preferido. En esta etapa, la mujer, la madre, no abandona el hogar familiar baja ningún concepto; por muy sangrienta y divertida que sea la guerra al otro lado de las montañas.

La fertilidad de las enanas es perecedera. Terminados los buenos años, las mujeres enanas se rapan el cabello de la cabeza, dejándose únicamente la barba. Recuperan la armadura y las armas que escondieron en los baúles bajo de la cama y regresan a la batalla. Son estas mujeres las que resultan más atractivas para los varones. Mujeres maduras, experimentadas, las que están más interesadas por apuñalar corazones que por conquistarlos.   

Estándares de belleza

Los enanos tienen un gusto particular, retorcido según la opinión de las demás razas de Azäir, para las mujeres. Los estándares de belleza femeninos tienen que ver con la lucha. Les atraen las mujeres fuertes, de constitución similar, o mejor, superior, a la propia. Las cicatrices les resultan de lo más atractivas, tanto ver a una mujer con marcas de guerra o provocando cicatrices incurables a los enemigos y amantes. Una dentadura imperfecta, desproporcionada, es señal que la mujer en cuestión es propensa a dar mordiscos y a los enanos les encantan que les muerdan. ¡Y la barba! No existe enano ni enana que no esté orgulloso de su buena barba. ¡Una fiera! No es una doncella, delicada como una florecilla, lo que buscan, sino una bestia, una guerrera, una digna hija del dios de los enanos, Ktomos.

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